perder la ternura jamás
Ernesto Guevara
1
Yo, revolucionario, que limpia
la tierra de egoísmos,
lucho en Santa Clara y
Bolivia.
Tomo el fusil,
beso a la muerte
en combate.
Junto a un campesino
como el pan,
sentado en
la raíz de
un árbol.
2
Hombre nuevo que
camina más allá
del Congo y Cuba,
más allá de
mi sangre,
guerrillero, disparo
sueños de justicia,
vencer y combatir
hasta la muerte
por nuestros
ideales.
Leo junto a un
niño, recuerdo
Valparaíso,
acuno a Benjamín
muerto en Río Grande.
Levanto la
bandera
de la
libertad.
3
Un revolucionario jamás
debe saquear.
Construyo la mesa
del alimento con
estas limpias
manos,
tomo mate
junto al Inti,
miro esa
miserable
luna que
con su cara
de plata
nos entrega.
4
La húmeda selva
estrangula este
aliento, el río
San Lorenzo
huele mi
asma, se
ahoga
estrellando
aguas en
aquellas
rocas.
Evoco
el café
en la mañana
de Buenos Aires.
5
9 de octubre, triza un
pecho la metralla,
1967, sangre
muerta
empapa
el suelo.
La Higuera.
No escucho el
discurso de Fidel,
sus calles en
el olvido
sumerge
Córdoba.
La bofetada en
el rostro de
comandante muerto
no duele.
Los ojos,
estos ojos se llenan
de Celia,
mi hija
en Cuba,
revolución
palmeras
mar
hasta
la Victoria
siempre.
Emilia Páez Salinas.|
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